Friday, July 28, 2006

Metamorfosis femenina: oda a la flojera


No hay nada que me moleste más que sentarme en el tren al lado de alguna mujer que venga maquillándose. De hecho, las evito cambiándome de lugar.Y es que como mujer, me parece muy de mal gusto ver como otras sacan cantidades incalculables de cosméticos (de todos tipos, colores y olores) para realizarse una verdadera metamorfosis corporal al ritmo de las ruedas del transporte y a vista (y paciencia) de todos los que venimos viajando.A mi juicio, cuando uno se levanta en la mañana para ir a trabajar, hay cosas que no se pueden dejar se hacer: tomar desayuno, bañarse, vestirse, peinarse y maquillarse, requisitos básicos de alimentación e higiene personal.¿Se imagina si yo voy en el tren poniéndome pantys y lustrando los zapatos mientras llego a mi destino? "Señora, disculpe, me podría decir qué color de medias me viene más, la marfil o la grafito". "Ay, perdone caballero, ¿le molesta el aroma a betún? No se preocupe, me falta sólo una lustradita". Para mí es lo mismo irse maquillando.Si a diario me gusta usar cosméticos para verme más linda, como mínimo tengo que levantarme temprano para hacerlo en mi casa y no en el tren o la micro, que son medios de transporte y no salones de belleza. Además, no cree que más de alguien se fija que llegó pálida, con ojeras, cara se sueño, puntos negros y espinillas, para bajarse con un kilo de estuco, seudo bronceada, con unas pestañas ultralargas y negras, las mejillas y los labios bien colorados, encremada hasta la punta de los pies y más encima con una combinación de olores a perfume que se sienten hasta el otro extremo del transporte.¿No crees que tengo razón y que sería mucho más saludable para todos que te levantes más temprano y así puedas cumplir con todas sus obligaciones de mujer?Mira el lado positivo, si te maquillas en casa la va a quedar mucho más espacio en su cartera para seguir llenándola de chucherías.

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